Lee nuestra reseña de Rari nantes, de Alba Ballesta
Esta historia comenzó como un cuento ¿qué te llevó a darle más recorrido y convertirlo en novela?
El relato me pareció insuficiente. No le concedía todo el protagonismo que debería a Conrad Desmond, merecía que se hablase más de él y de sus obsesiones. Luego, al terminar la novela mi insatisfacción aumentó, igual que el número de páginas que componen esa historia, lo que constituye una buena excusa para seguir escribiendo, aunque ya no sea sobre Conrad.
¿Cómo surgió la idea de la trama de Rari nantes?
En realidad, no comenzó con un relato, sino con una carta ridícula, una correspondencia nunca correspondida a
No solo te atraen tus escritores —Clara Dubasenca, Carlos Desc— sino el mundo que rodea a la escritura —investigación, crítica, elitismo— ¿son simplemente personajes que resultan ser escritores o quieres hacer algún tipo de comentario sobre el mundo literario?
Ante todo quería divertirme. Los comentarios literarios los reservo para los trabajos y tesinas que debo escribir en el máster que curso ahora. Me apetecía precisamente desacralizar aquello que tantas veces se ha considerado sagrado, como la literatura. El personaje de Álvaro, profesor de literatura para colmo, se encarga en buena parte de ello: elabora teorías imposibles sobre la división del canon entre rusos y franceses o sobre el orden en que una biblioteca debería estructurarse. No debemos olvidar aquella lección de Gil de Biedma que dice que uno empieza a comprender más tarde que la vida iba en serio, así que mientras se pueda hay que seguir jugando.
En la novela dices que los personajes son «más interesantes incluso que los propios escritores que los crearon», ¿por eso conviertes en personajes a escritores? ¿para inventarles una vida más interesante que la de los escritores reales?
También digo que el mejor halago que se le puede hacer a uno es que le digan que parece un personaje de ficción. Me fascinan esos seres híbridos, entre personas y personajes. No podría escribir sino sobre aquello que me interesa. Si luego resulta interesante al lector no está nada mal.
Reescribes, no revisas, corriges mucho… ¿cómo es tu proceso de escritura?
Es bastante inestable, soy una escritora infiel que va saltando de un relato a otro por impulsos. Corrijo lo menos posible porque la tarea de relectura es tan tortuosa y siniestra como el efecto de dos espejos colocados uno frente a otro.
Tu novela ganó un premio y fue publicada por una editorial de prestigio; si no hubiese sido así, ¿hubieses optado por la autopublicación?
No hubiese optado por la autoedición, y menos con una primera novela con la que me sentía un tanto insegura. Necesitaba el criterio de alguien ajeno a mí y cuya opinión tuviera peso. Por eso decidí enviarla al concurso, es muy difícil publicar un primer libro, pero ese tipo de premios son una puerta posible a la que llamar.
Perteneces al Colectivo Gilles de Rai y has participado en sus cabarets literarios ¿cómo vives esas experiencias?
En el colectivo se explota al máximo ese juego que reivindicaba antes, por eso los disfruto tanto. En Barcelona organizan dos cabarets literarios al mes, en los que mucha gente participa de una forma u otra, ya sea leyendo encima del escenario, como elaborando las presentaciones, los carteles, grabando o fotografiando. Por un lado, me interesa mucho escuchar los textos en boca de sus creadores, creo que la voz es el rasgo más valioso de una persona. Por otro, es una excusa maravillosa para divertirse y emborracharse en nombre de la literatura. Si alguien se anima a venir, el próximo será el 19 de marzo y yo estaré por allí.
¿Estás escribiendo algo, o necesitas un descanso, un distanciamiento de esta historia?
Tengo todo bien dispuesto para otra novela. Solo tengo que emanciparme de unas cuantas obligaciones académicas (y otras que no lo son tanto).
Recomiéndanos a alguna escritora española actual.