Se suele aconsejar a novelistas primerizas que una vez acaben su primera novela la guarden en un cajón, incluso que la tiren a la basura, y escriban, y publiquen, la segunda. Con Azul Vermeer da la sensación de que Mar Mella ha esperado a finalizar su quinta novela antes darse a conocer, porque es muy infrecuente encontrarse con una primera novela con una factura tan sólida
En Azul Vermeer la protagonista Marta Miralles recibe el encargo de restaurar un cuadro holandés de una colección privada perteneciente a una familia de marchantes con los que Marta ya había colaborado en el pasado. Trabajar con esta familia y en un cuadro de esas características será el vehículo para que aprendamos del pasado de la protagonista y los personajes que la rodean.
Si en algo sorprende esta novela es sin duda en el tratamiento de los personajes. La protagonista tiene una personalidad introvertida e imperfecta, y solo se nos permite entenderla a través de los ojos de los demás personajes, lo cual es una característica ambivalente que nos perfila la idiosincrasia de Marta Miralles pero no la graba en piedra, ya que los personajes siempre son poco fiables, atados a su subjetividad. Algunos de estos personajes están tan bien construidos que bien podrían ser protagonistas de sus propias novelas; como el holandés Ruud Smith, pieza clave de la trama, o Emilia Medraño, uno de los personajes femeninos más interesantes y robustos de los últimos años.
Sin saber muy bien por qué, la lectura de Azul Vermeer nos sumerge con total naturalidad en las escenas y nos hace sentir testigos presenciales de las conversaciones.
Una novela con un final original y, para mayor disfrute, que no cae en la tentación de ser redondo, sino realista.
Azul Veermer hará a cualquier persona encontrar el mundo de la restauración, y por ende, la pintura, fascinante, y lo hará de manera inadvertida y sin disertaciones.
Una novela que envuelve en su narrativa y se disfruta lentamente. Mar Mella ha entrado a la literatura regalándonos una muy buena novela.
Otra reseña, en Momentos de silencio compartido
Mar Mella Romero (Madrid, 1967) Tras trabajar en cadenas hoteleras internacionales, comenzó a colaborar con varios medios de comunicación como redactora. En 2011 queda entre los finalistas del Premio Ateneo de Sevilla, con Azul Vermeer (presentada como Como la ostra en el rompeolas), su primera novela, que verá la luz en 2013.
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