Bajo la premisa de que cada autor escriba un relato sobre un lugar de Rusia que no conozcan, Care Santos reúne en este volumen a seis escritoras y cuatro escritores que harán sus pequeños homenajes a Rusia y su fascinante cultura. La propia Care Santos relatará la experiencia en un epílogo magistral.
Cada relato refleja el estilo e intereses de cada autora y es quizás por esta razón que se hace tan deliciosa y variada la lectura de este libro. De esta manera disfrutamos a la Marta Sanz más intensa en Valentina Shulgin en el arroyo de Vyra, en el que hará un tributo a Nabokov desde un punto de vista muy original pero con la misma fuerza con la que este relató Lolita.
Berta Vías Mahou dejará que su interés por el Cementerio Novodévichi hilvane una historia centrada en un personaje común, pero a la vez extraordinario, con el cuento Soldado ruso. En El hijo secreto de Yuri Gagarin, Esther García Llovet narra el viaje de dos hombres a Siberia para esparcir las cenizas del famoso astronauta y consigue capturar la atmosfera siberiana tanto en diálogos como trama.
Espido Freire utiliza el punto de vista de una de las criadas del Zar para pintarnos la escena de la masacre que tuvo lugar en la casa Ipátiev donde fue asesinada toda la familia, perfilando al mismo tiempo, en muy pocas páginas, a la narradora como un personaje redondo.
El precioso homenaje que Pilar Adón dedica a Tolstói se traduce en un relato muy acertado en su atmósfera digna del autor ruso. Marian Womack haciendo un juego de muñecas rusas, desvela poco a poco la historia de una chica, una niña robada cualquiera, envuelta en los conflictos de Chechenia.
Este cautivador volumen se cierra con un epílogo a caballo entre la realidad y la ficción a cargo de la editora y escritora Care Santos en el que nos incluye sus notas de lectura de los relatos incluidos en el libro.
Un libro de relatos de gran calidad literaria, quizás fomentada por la original idea de su creación, pero desde luego por la buena selección las autoras incluidas.
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