
Lo que no aprendí
Margarita García Robayo
Consíguelo
La protagonista de este relato no entiende a su familia y, sobre todo, desconoce a su padre, una eminencia que cultiva los trances extáticos como si ensayara su propia extinción. De modo que a nuestra heroína sólo le queda la triste alternativa de pasear su desconcierto durante largas horas de bicicleta. Pero cuando cae la tarde debe volver a casa y compartir las desdichas cotidianas con sus allegados.
La niña deja de tener once años en un colegio exquisito mientras su pequeño mundo se desintegra: el padre se recluye en la antigua vivienda familiar, una de las hijas mayores da cobijo a su madre y ella lo encuentra con una abuela que la ceba hasta la náusea. Intentará conjurar esos espectros para atender sus contratiempos privados, pero la familia siempre llama a la puerta.
Cuando por fin comprenda las razones de cada uno será demasiado tarde y sólo le quedará la culpa de su propia incomprensión.