En la vejez el tiempo siempre sabe a recuerdo. y el recuerdo, a veces, guarda la amargura del fracaso, la angustia de lo irremediable. y la inminencia de la muerte a cada paso...
Un mundo de colores apagados, de silencios, un mundo lejano y, quizá resignado; unas gentes para las que, grotescamente, la vida no es sino un pasatiempo. Catorce cuentos en los que los personajes de Carmen Kurtz recorren, fatalmente, el último camino; y dejan una huella triste, melancólica y, como ellos, quebradiza: nada.