A partir de los años cuarenta, los críticos comenzaron a referirse a las obras de algunos jóvenes autores europeos y norteamericanos como nuevas novelas picarescas. Este fenómeno estimuló el auge de estudios comparatistas en los años 50, en un intento de relacionar estas novelas del siglo XX con el antiguo género. Al amparo de las nuevas tendencias en la teoría literaria, se empezó a hablar de un paradigma picaresco por encima de fronteras internacionales, y se esbozó la idea de un mito picaresco recurrente y de formas cambiantes según las circunstancias de cada ciclo histórico. No obstante, aún quedan muchas preguntas que responder: por una parte, los indicios apuntan a una especie de renacimiento espontáneo e independiente de la picaresca durante las posguerras, también en el s. XX, y especialmente en Alemania y España; por otra, se constata que es un fenómeno, a la vez, eterno