Milena ve huir del castillo del marqués Mortis Filipo Mortuorio a la criada -presa del pánico- y no duda en aprovechar esta oportunidad para abandonar su vida mísera y huir de su padre, al que solo le interesa como criada. En el castillo aceptan a Milena como la nueva criada y poco a poco se gana el respeto de sus habitantes. Con asombro, pero sin miedo, Milena llega a descubrir a qué se dedica el marqués: elabora extraños collares con cuentas de cristal que tienen poderes mágicos. Y el marqués acaba interesándose por Milena, al no ser capaz de descubrir cuál es su miedo. ¿Y si ella fuera la digna heredera de todos sus conocimientos mágicos?