Cuando Camila llega a Chiapas con el propósito de escribir un reportaje diferente sobre la revuelta zapatista para una revista norteamericana, no sospecha que la auténtica revolución tendrá lugar en su interior.
A sus treinta y cuatro años, los zarpazos de la vida la han alcanzado de lleno, y se siente derrumbada por la muerte de su hijo, todavía un bebé. Pero con la llegada a San Cristóbal de las Casas, la dura realidad que debe reflejar la lleva a sentirse viva de nuevo.
Arrastrada por los dramáticos acontecimientos que se van sucediendo, e indecisa ante el renacimiento de la pasión amorosa, Camila se ve obligada a replantearse su vida, especialmente la relación con su madre, defensora de la democracia chilena, y con su marido, un periodista con quien abandonó Chile para vivir en Washington. Así, mientras descubre los claroscuros del México actual, Camila se debate entre la necesidad de reconciliarse con su pasado y el renovado impulso vital que la domina.