El sueco Frederick Andersson viaja a Córcega en busca de Teresa, la misteriosa cantante de la que se ha enamorado. Para ponerse en contacto con ella sólo posee una dirección de e-mail adonde envía mensajes que no son respondidos. Recorriendo "esa gran montaña en el mar", busca a Teresa en el puerto de Bastia, en pistas de esquí a 40 kilómetros de la playa, por campos de oro verde y entre petanqueros variopintos.
Mientras, al otro lado del estrecho de Bonifacio, en Cerdeña, Sílvia envía crónicas a su periódico sobre la Costa Esmeralda, paraíso de la jet-set. Investiga a la mafia sarda y cruza paisajes de lentiscos, madroños y mimosas hasta Orgósolo, la capital de los bandidos. Pero más allá de los ladrones de arena de cuarzo descubre una tierra tranquila, ajena a las tensiones cotidianas que la sacuden a través del teléfono, y se siente dichosa y en paz consigo misma. Sin embargo, Frederick se acerca...