En su tercera novela, la autora recupera su país a través de la memoria y de la imaginación. La cautivadora protagonista de este libro es un nostálgico alter ego de la autora, que se llama a sí misma «ladrona de historias», precisamente porque en las historias radica el secreto de la vida y del mundo. Como una moderna Scherezade, Eva Luna convierte su vida en una tragicomedia por la que desfila una sorprendente galería de personajes: un embalsamador de cadáveres, una madrina que sobrevive a una decapitación, una mujer con cuerpo de hombre, un fotógrafo austríaco atormentado por los recuerdos del nazismo...