«No hay fortaleza inexpugnable ni prisión que no contenga un defecto.» Así piensa el personaje que se infiltra en un ordenador ajeno con la intención de entablar una relación que salve a un amigo de las oscuras organizaciones del tráfico de información reservada. Y así piensa una vicepresidenta del gobierno envuelta en circunstancias que le hacen dudar y preguntarse si puede intervenir en lo real.
Acceso no autorizado es una fábula contra el conformismo fatalista en clave de acción política e informática.