Montada en la alfombra mágica que siempre tuvo junto a la ventana, pronta a levantar el vuelo hacia confines ignotos, una mujer llegó hace años, mucho antes de morir, a un lugar donde hoy su hija le hace señas en un lenguaje sólo conocido por ambas. Camino del colegio el primer día de clase, al sentir el tierno contacto de la piel de su hija y el nervioso apretón de sus pequeñas manos, la sensación de que es ella quien va a asistir también a clase por primera vez se apodera de una madre...
Afinidades naturales, intuición mágica de tu sangre corriendo por otras venas, unión de dos almas que acaban por desdibujar los límites que las separan, pero también dramáticas desavenencias, con las infinitas variaciones que unen estos extremos. De todo hay en el vínculo privilegiado de la maternidad: cartas que son una declaración de amor y otras como un ajuste de cuentas para conjurar fantasmas, quejas y frustraciones acumulados desde la niñez; madres idolatradas y mitos desvanecidos; hijas que desaparecen en la adolescencia, hijas que dan sentido a su madre y otras que regresan de un lugar distante sólo a punto de darle el último adiós...
Siendo como es un vínculo universal, resulta sorprendente la escasa frecuentación de la relación madre-hija en la literatura.
Esta obra viene a enmendar en parte este injusto olvido. Tras los catorce textos seleccionados, bellísimos, hay suficiente vida para que cualquier mujer se vea reflejada, como hija o como madre.