El 5 de febrero de 2003, algunos de los autores de esta novela a 24 manos coincidieron en la librería Negra y Criminal de la Barceloneta. En medio de la tertulia, entre copas de vino y buenos libros, surgió la idea de un «cadavre exquis», aquel juego inventado por los surrealistas franceses en que la pluma corre de una mano a otra sin más regla que la del placer compartido y la liberación de la imaginación.
Del lugar salió el título, y de éste el personaje central, una mujer negra y criminal que lucharía por la justicia, una «protagonista hermosa y seductora», «capaz de conjurar su negritud con una criminalidad plausible». Doce escritores/as jugaron, y el resultado de este cocktail explosivo es una novela inaudita, llena de arte y oficio, y un vibrante homenaje a la riqueza del género negro.