La Torre de Cristal es uno de los grandes edificios de oficinas que pueblan cualquier ciudad. Allí la narradora se encuentra involucrada en las vidas de jefes y compañeros cuyas inquietudes, secretos y obsesiones tejen una atmósfera que la va absorbiendo poco a poco. Entre todos forman un mundo de supervivientes que tratan de adaptarse a una realidad cambiante y llena de gestos que no se sabe lo que esconden.
Como si nos asomáramos a las ventanas del edificio, la envolvente estructura de Un millón de luces nos descubre las historias entrelazadas que componen la apasionante intriga de la novela y de la vida, impregnada de necesidad de amor, espejismos e incertidumbre.